jueves, 12 de marzo de 2009

DESARROLLO DE LAS PERSECUSIONES SIGLO 1

En los comienzos del cristianismo el hecho de llamarse cristiano podía suponer en el mejor de los casos la muerte y el bautismo muchas veces era la antesala del Circo Romano y los leones. Entonces "ser cristiano" era una verdadera decisión a "vida o muerte". A continuación leeremos un texto al respecto de las primeras persecuciones que sufrieron los cristianos en el siglo I.
La naturaleza de las persecuciones del siglo I : "Desde sus inicios, la fe cristiana no fue cosa fácil ni sencilla. Los primeros cristianos no creían que pertenecían a una nueva religión. Ellos eran judíos, y la principal diferencia que les separaba del resto del judaísmo era que creían que el Mesías había venido, mientras que los demás judíos seguían aguardando su advenimiento. Su mensaje a los judíos no era por tanto que tenían que dejar de ser judíos, sino al contrario, que ahora que la edad mesiánica se había inaugurado debían ser mejores judíos. Para aquellos cristianos, el judaísmo no era una religión rival del cristianismo, sino la misma religión, aún cuando los que la seguían no vieran que ya las profecías se habían cumplido. Desde el punto de vista de los judíos no cristianos, la situación era la misma. El cristianismo no era una nueva religión, sino una secta herética dentro del judaísmo. El judaísmo del siglo primero no era una unidad monolítica, sino que había en él diversas sectas y opiniones. Por lo tanto, al aparecer el cristianismo, los judíos lo veían como una secta más. Los romanos concordaban con los primeros cristianos y con los judíos en que se trataba aquí de un conflicto entre judíos. Y, siempre que no se produjera un alboroto excesivo, los romanos preferían que los propios judíos resolvieran esa clase de problemas. Pero cuando el tumulto era demasiado, los romanos intervenían para restaurar el orden y a veces para castigar a los culpables.
Un caso que ilustra esta situación es la expulsión de los judíos de Roma por el emperador Claudio, alrededor del año 51. Hechos 18:2 menciona esta expulsión, aunque no explica sus razones. Pero el historiador romano Suetonio nos ofrece un dato intrigante al decirnos que los judíos fueron expulsados de Roma porque estaban causando disturbios constantes "a causa de Cresto". La mayoría de los historiadores concuerda en que "Cresto" no es otro que Cristo, cuyo nombre ha sido mal escrito. Por lo tanto, lo que sucedió en Roma parece haber sido que, como en tantos otros lugares, la predicación cristiana causó tantos desórdenes entre los judíos, que el emperador decidió expulsarles a todos. En Roma, en estos tiempos, todavía la disputa entre judíos y cristianos parecía ser una cuestión interna dentro del judaísmo. También hay ciertas indicaciones de que, en medio del creciente sentimiento nacionalista que llevó a los judíos a rebelarse contra Roma y que culminó en la destrucción de Jerusalén, los cristianos -especialmente los gentiles entre ellos- trataron de mostrar claramente que ellos no formaban parte de ese movimiento.
El resultado de todo esto fue que las autoridades romanas se enfrentaron por primera vez al cristianismo como una religión aparte del judaísmo. Fue entonces que comenzó la historia de dos siglos y medio de persecuciones por parte del Imperio Romano. En ese contexto la persecución bajo Nerón fue de enorme importancia, no tanto por su magnitud, como por haber sido la primera de una larga serie, de crueldad siempre creciente. Empero, antes de pasar a discutir la persecución bajo Nerón, debemos señalar un hecho que ha tenido consecuencias fatídicas para las relaciones entre los cristianos y los judíos a través de los siglos. Durante los primeros años del cristianismo, éste existió dentro del marco del judaísmo. En esa situación, el judaísmo trató de aplastarlo (de ello hay abundantes pruebas en el libro de Hechos y en otros libros del Nuevo Testamento). Pero a partir de entonces, nunca más ha estado el judaísmo en posición de perseguir a los cristianos, mientras que muchas veces los cristianos sí han estado en posición de perseguir a los judíos. Cuando el cristianismo vino a ser la religión de la mayoría, y los judíos se volvieron una minoría dentro de toda una sociedad que se llamaba cristiana, fueron muchos los cristianos que, impulsados por lo que se dice en el Nuevo Testamento acerca de la oposición de los judíos al cristianismo, fomentaron el sentimiento antijudío, y llegaron hasta el extremo de las matanzas de judíos.
La persecución bajo Nerón: llegó al poder en octubre del año 54, gracias a las intrigas de su madre Agripina, quien no vaciló ante el asesinato en sus esfuerzos por asegurar la sucesión del trono en favor de su hijo. Al principio, Nerón no cometió los crímenes por los que después se hizo famoso. Aun más, varias de las leyes de los primeros años de su gobierno fueron de beneficio para los pobres y los desposeídos. Pero poco a poco el joven emperador se dejó llevar por sus propios afanes de grandeza y placer, y por una corte que se desvivía por satisfacer sus más mínimos caprichos. Ya diez años después de haber llegado al tronó, Nerón era despreciado por el pueblo y poetas y literatos, a cuyo número Nerón pretendía pertenecer sin tener los dones necesarios para ello. Cuantos se oponían a su voluntad, o bien morían misteriosamente, o bien recibían ordenes de quitarse la vida. Cuando la esposa de uno de sus amigos le gustó, sencillamente hizo enviar a su amigo a Portugal, y tomó la mujer para sí. Todos estos hechos -y muchos rumores- corrían de boca en boca, y hacían que el pueblo siempre esperara lo peor de su soberano. Así estaban las cosas cuando, en la noche del 18 de julio del año 64, estalló un enorme incendió en Roma. El fuego duró seis días y siete noches; y después volvió a encenderse en diversos lugares durante tres días más. Diez de los catorce barrios de la ciudad fueron devorados por las llamas.
El historiador Tácito sigue contándonos lo sucedido en Roma a raíz del gran incendio:"Además de matarles [a los cristianos] se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Se les vistió en pieles de bestias para que los perros los mataran a dentelladas. Otros fueron crucificados. Y a otros se les prendió fuego al caer la noche, para que la iluminaran. Nerón hizo que se abrieran sus jardines para esta exhibición, y en el circo él mismo ofreció un espectáculo, pues se mezclaba con las gentes disfrazado de conductor de carrozas, o daba vueltas en su carroza. Todo esto hizo que se despertara la misericordia del pueblo, aun contra esta gente que merecía castigo ejemplar, pues se veía que no se les destruía para el bien público, sino para satisfacer la crueldad de una persona (Anales 15:44) Pero en el año 68 buena parte del imperio se rebeló contra el tirano, y el senado romano lo depuso. Prófugo y sin tener a dónde ir, Nerón se suicida. A su muerte, muchas de sus leyes fueron abolidas. Pero su edicto contra los cristianos siguió en pie. Esto quería decir que, mientras nadie se ocupara de perseguirles, los cristianos podían vivir en paz; pero tan pronto como algún emperador u otro funcionario decidiera desatar la persecución podía siempre apelar a la ley promulgada por Nerón. Por lo pronto, nadie se ocupó de perseguir a los cristianos. A la muerte de Nerón, se siguió un período de desorden, hasta tal punto que los historiadores llaman al año 69 "el año de los cuatro emperadores". Por fin Vespasiano pudo tomar las riendas del estado, y luego le sucedió su hijo Tito, el mismo que en el año 70 había tomado y destruido a Jerusalén. En todo este período, el Imperio parece haberse desentendido de los cristianos, cuyo número seguía aumentando silenciosamente.
La persecución bajo Domiciano: En el año 81 Domiciano sucedió al emperador Tito. Al principio, su reino fue tan benigno hacia la nueva fe como lo habían sido los reinos de sus antecesores. Pero hacia el final de su reino se desató de nuevo la persecución. No sabemos a ciencia cierta por qué Domiciano persiguió a los cristianos. Sí sabemos que Domiciano amaba y respetaba las viejas tradiciones romanas, y que buena parte de su política imperial consistió en restaurar esas tradiciones. Por lo tanto, era de esperarse que se opusiera al cristianismo, que en algunas regiones del Imperio había ganado muchísimos adeptos, y que en todo caso se oponía tenazmente a la antigua religión romana. Además, ahora que ya no existía el Templo de Jerusalén, Domiciano decidió que todos los judíos debían enviar a las arcas imperiales la ofrenda anual que antes mandaban a Jerusalén. Cuando algunos judíos se negaron a hacerlo o mandaron el dinero al mismo tiempo que dejaban ver bien claro que Roma no había ocupado el lugar de Jerusalén, Domiciano empezó a perseguirles y a exigir el pago de la ofrenda. Puesto que todavía no estaba del todo claro en qué consistía la relación del judaísmo con el cristianismo, los funcionarios imperiales empezaron a presionar a todos los que practicaban "costumbres judías". Así se desató una nueva persecución que parece haber ido dirigida, no sólo contra los cristianos, sino también contra los judíos. Al igual que Nerón, Domiciano había cobrado fama de tirano, y por fin fue asesinado en su propio palacio, y el senado romano hizo que se borrara su nombre de todas las inscripciones y monumentos en su honor. Una vez más, el Imperio parece haberse olvidado de la nueva fe que iba esparciéndose por entre sus súbditos, y por tanto la iglesia gozó de un período de relativa paz. ("Una Historia Ilustrada del Cristianismo" Tomo 1 "La era de los Mártires", Págs. 64-72, Ed. Caribe, 1978 Miami, Florida, EEUU)

GUIA CAUSAS DE PERSUCUSIONES PRIMEROS CRISTIANOS.

Causas de persecución
Había cosas en el cristianismo que chocaban a los demás.
-El respeto por la vida, valoraban a todos aquellos que estaban margi­nados por la sociedad. El niño desde el seno materno, las mujeres, los esclavos, los condenados, los desertores.

-Los cristianos no asistían a las luchas de los gladiadores. Condenaban a quienes golpeasen a las empleadas.
-Rechazaban el servicio militar porque implicaba asesinatos, brutali­dad, prepotencia y también un juramento a los símbolos del estado, participación de los sacrificios.
-Por esto los cristianos no participaban en la edificación de la socie­dad, subvertían las Instituciones y desmoralizaban al ejército.
-Eran considerados enemigos del orden establecido, revolucionarios, enemigos públicos.

De estas acusaciones se pasó rápidamente a la persecución...
¿Cuántos fueron los mártires? Parece que no llegaron a 10.000 ….. Después de las persecuciones surgió un problema muy serio. ¿Cómo debían ser tratados los que fallaron, los que no asumieron su compromiso cristiano hasta las últimas consecuencias?
-En el debate ganó la posición de perdedor y de comprensión d fragilidad humana.
-Así el cristianismo evitó volverse una religión de fanáticos, una secta insoportable.
-Encarando con coraje el martirio, los cristianos mostraban su fe Resurrección de los cuerpos y eso extrañaba mucho a los contemporáneos.
-La fe en la resurrección de los cuerpos llevaba a los cristianos a respetar el cuerpo, actitudes bien concretas contra el aborto, el abandono de los niños y el rechazo al servicio militar.
-Respetaban el cuerpo en su salud, en su bienestar, en sus potencialidades, pues "no hay un sólo miembro en el cuerpo humano que no tenga su belleza o su utilidad", pues "el hombre que Dios creó es un f sí mismo", él es el Rey de la creación.
-Valoraban todo lo que es humano, el cuerpo, lo que se vé y también lo que no se vé (lo sobrenatural), la presencia de los años en la vida de los hombres.
-Valoraban todas las aspiraciones más presentes en el mundo contem­poráneo, (en el paganismo).
-Los cristianos se abrieron al mundo contemporáneo, a los valores del paganismo.
Comprendieron que Dios estaba trabajando antes del cristianismo y no sólo en el mundo judío.
Un ejemplo de eso fue el haber fijado la Navidad para el día 25 de diciembre. En aquel día se celebraba la fiesta del Sol nunca vencido...
Se sustituyó por la fiesta de la natividad de Cristo, el verdadero sol del universo, nunca vencido.
Para los cristianos era por demás claro que Cristo vino a completar las etapas anteriores

miércoles, 4 de marzo de 2009

GUIA DE ESTUDIO PARA EVALUACION 9-13 MARZO LA PRIMITIVA COMUNIDAD DE JERUSALEN

1. Jesús fue condenado y crucificado en Jerusalén. También en Jerusalén se apareció a los once apóstoles (Lc 24,49.52; Hch 1,4.12). Estos permanecieron allí «unánimes en la oración con las mujeres y María, la madre de Jesús, y sus hermanos» (Hch 1,14). Estaban reunidos unos 120 hombres (Hch 1,15), y allí, a los cincuenta días (50=pentecostés), experimentaron la venida del Espíritu Santo (Hch 2,1).
Este fue el núcleo de la primitiva comunidad de Jerusalén; sus miembros eran judíos. Por la predicación de san Pedro en Pentecostés se convierten tres mil judíos, y poco después otros dos mil (Hch 2,5.22-29.36-41; 4,4).
Sobre la formación y vida interna de esta primera comunidad y la ulterior difusión del cristianismo estamos informados por los relatos de los Hechos de los Apóstoles, en los que se trasluce el encanto peculiar del primer crecimiento y del primer amor: la fuerza de la avasalladora verdad se manifiesta espontáneamente.
Lo más importante para la comprensión histórica es el hecho de que los convertidos al mensaje de Jesucristo formaban con los apóstoles una comunidad propia (Hch 2,41ss), y como tales vivían, pero no se separaron ni interior ni exteriormente de la sinagoga, ni eludieron la autoridad del sanedrín (Hch 21,24). Los miembros de la nueva comunidad se sentían realmente como plenitud del judaísmo, al que ellos, entendiéndolo según las enseñanzas de Jesús (con su persona como punto céntrico), comprendían mejor que sus padres. Celosamente participaban con sus sacrificios en el culto judaico; pero junto a ello tenían sus propias asambleas litúrgicas en las casas: «partían el pan», es decir, celebraban la santa cena «con júbilo y sencillez de corazón» (Hch 2,46s). Igual que Jesús en la última cena pronunció una acción de gracias, así hacían también sus discípulos. Por eso estas celebraciones litúrgicas se llamaron «eucaristía», acción de gracias. Hasta hoy, el núcleo de este servicio divino, la misa, es recuerdo agradecido y presencialización en acción de gracias de lo que el Señor celebró con sus discípulos «en la noche en que fue traicionado» (1 Cor 11,23).
Los cristianos de la comunidad primitiva (como en general las primeras comunidades) celebraban este servicio litúrgico, propio y privativo suyo únicamente en casas particulares (Hch 2,42). Mas los apóstoles también se atrevieron a anunciar el mensaje cristiano en el templo. Era natural que el judaísmo oficial se soliviantara y procurara impedir con palabras y sanciones semejante acción misionera (Hch 4,1-22; 5,17-40): una primera «persecución», una primera ocasión de «martirio», y el mismo éxito, que tantas veces se repetirá después: reforzado celo por la difusión del reino de Dios (Hch 5,42).
2. Del patrimonio de la religiosidad judía, heredado de los mayores, la primitiva cristiandad conservó la idea de que la comunidad debía estar articulada y dirigida por los ancianos; para ella, por tanto, era tan evidente como fundamental el concepto del ministerio espiritual con poderes plenos y perpetuos. La figura básica esencial de la Iglesia (docente con autoridad), según disposición de Jesús, ya existía en el ámbito palestino, antes de que el cristianismo penetrara en el mundo helenista. La estructura jerárquica estaba ya prefigurada en la dirección de la primitiva comunidad de Jerusalén por los «doce», que el mismo Señor había elegido, nombrado y enviado. Las fuentes describen como la cosa más natural el desarrollo orgánico de este gobierno autoritario, jamás una fisura del mismo, destacando entré los apóstoles a Pedro, Juan, Santiago el Mayor y, más tarde, Santiago el Menor.
3. Junto a estos elementos jerárquico-institucionales de la comunidad primitiva figuran también lo carismático y lo profético, y no con menor intensidad, aunque no lleguen éstos a eliminar a aquéllos. El milagro de pentecostés es el documento más significativo que conocemos. El mismo Pablo, que fue llamado de modo tan extraordinario, trabajó antes de su misión desde Antioquía con un grupo de «profetas y maestros» (Hch 13,1). También él nos da noticia de una multiplicidad de similares dones «libres» y vocaciones (charismata) en las primitivas comunidades. El mismo Apocalipsis lo resume diciendo: «El testimonio de Jesús es el espíritu de profecía» (Ap 19,10). Con lo que de una manera global se significa la noticia del Mesías, su llegada, su llamada a la penitencia y su juicio, y el sentirse afectado por la palabra y el testimonio de Cristo. El profetismo, pues, tiene su lugar legítimo en la Iglesia, es una vocación particular y directa de Cristo (Ef 4,11). Pablo resume lo autoritativo-institucional y lo carismático diciendo de la comunidad: «Estáis edificados sobre el fundamento de los apóstoles y los profetas» (Ef 2,20; cf. 3,5).
4. La diferencia entre una clase directiva y docente en la Iglesia y la multitud de los creyentes (cf., por ejemplo, Hch 1,15-26; 3,15, «a nosotros se nos apareció el resucitado»..., no a todos) viene determinada por la vocación de los apóstoles, por su encargo de celebrar la eucaristía (los relatos de la cena), ejercer el poder espiritual y realizar su misión; la diferencia es inmensa e insalvable. Mas no por eso se debe olvidar que la comunidad como tal era corresponsable activo de toda la vida de la Iglesia: es patente el sacerdocio general de todos los fieles (la nueva criatura: 2 Cor 5,17; la estirpe sacerdotal: 1 Pe 2,5). En las primeras deliberaciones que conocemos de la comunidad primitiva, un amplio sector de ella toma notable parte en las decisiones. Todos los dones gratuitos y todos los ministerios de la Iglesia estaban unidos por el vínculo de la hermandad ante el único Padre del cielo.
5. Las peculiaridades de la primera comunidad se manifiestan por doble conducto: a) su mayor interés se centraba en permanecer incontaminados de este mundo (Sant 1,27); b) mostraban con su vida el cumplimiento de la palabra del Señor: «En esto conocerán que sois mis discípulos, en que os amáis los unos a los otros» (Jn 13,34s). Tenían un solo corazón y una sola alma (Hch 4,32). Muchos vendían sus bienes y entregaban su importe a los apóstoles. Socorrían a los pobres (Hch 4, 32-37). La mayoría de ellos vivían un comunismo voluntario, radicado en el amor de Cristo a sus hermanos. En su estilo de vida estos discípulos de Jesús constituían realmente una comunidad de santos. Vivían de la fe. Anhelaban la nueva venida del Señor.
6. Dentro de esta vida de amor de la comunidad primitiva, precisamente, hubo de surgir la tensión que tanto habría de pesar sobre las primeras generaciones cristianas, la cuestión: ¿judeocristianismo o paganocristianismo?
Entre los convertidos por la predicación de Pedro en Pentecostés se encontraban muchos judíos de la diáspora. Estos, a la hora de la distribución de los servicios o ayudas, se sintieron perjudicados. La disputa al respecto motivó la elección de siete diáconos (aquí aparece por vez primera un nuevo ministerio en la Iglesia), entre los cuales por lo menos dos de los más significados eran helenistas, hombres con marcada tendencia a la predicación misionera y sin los inconvenientes de los judíos palestinos: Esteban y Felipe.
Felipe fue, a lo que sabemos, el que admitió en la Iglesia al primer pagano (Hch 8,38). Esteban, que posiblemente había llegado a la comunidad junto con todo el grupo de los llamados helenistas, provenientes del círculo de los esenios (§ 4,4), y que, por tanto, tal vez se hallaba bajo la influencia espiritual de Qumrán, luchó contra la supravaloración de las ideas judías. Con él entramos de lleno en las fuertes tensiones que habrían de acompañar la desvinculación de las comunidades cristianas de las judías. En Jerusalén, aparte del templo, había también sinagogas en donde la Biblia no se leía en hebreo, sino en griego. Allí oían la palabra de Dios los judíos no palestinos que venían a Jerusalén. Debido a su lengua, mentalidad y estilo de vida helenista, mantenían cierta tirantez con los hebreos.
Estas rivalidades llegaron a ser aún más fuertes entre los discípulos judíos de Jesús. La disputa en torno a Esteban se originó en la sinagoga de Alejandría.
Jesús se había declarado cumplidor del Antiguo Testamento, de tal modo que no podía perderse ni una jota de la ley. Pero también él había extendido el reino de Dios a todos los procedentes de Oriente y de Occidente, mientras que los hijos del reino serían rechazados (Mt 8,12). Estas ideas, en completa armonía con las de Pablo, el Apóstol de las gentes, mueven tan fuertemente a Esteban que éste no tiene ningún miramiento con los vacilantes (Pablo aprenderá después a tenerlo): la ley termina con Jesús, y con ello el templo y la ejecución literal de las prescripciones ceremoniales (Hch 6,14).
De este modo se atrajo Esteban el odio particular de los fariseos. En el curso de estas controversias cayó víctima de la primera persecución masiva de los cristianos (Hch 6,8-3,3).
7. Esta persecución, tal como se originó, iba dirigida preferentemente (aunque no únicamente) contra los helenistas de la comunidad cristiana. Causó dolor en la Iglesia, pero se obtuvieron grandes ventajas: la prueba acrisoló y unió más estrechamente al joven rebaño, aumentó su conciencia de ser una nueva unidad diferente del judaísmo. En ellos creció el convencimiento de que debían difundir la predicación de Jesús:
«no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído» (Hch 4,20), declaran Pedro y Juan ante el sumo sacerdote. Algunos miembros de la comunidad (no los apóstoles) abandonaron Jerusalén, se repartieron por Judea y Samaria y se convirtieron, como los primeros bautizados en el día de Pentecostés al volver a sus casas, en predicadores de la buena nueva fuera de Jerusalén: en misioneros (Hch 8,1-4).
Así nació una nueva comunidad en Samaria, en un país no judío, semipagano. También así comenzó el cristianismo a sobrepasar al judaísmo. Y también con ocasión de esta persecución encontró el verdadero camino, que le convertiría de perseguidor en servidor y guía, el hombre que ha hecho por el cristianismo más que todos los demás: el fariseo Saulo, con el sobrenombre de Pablo (Hch 8,1.3 y 9,lss).
NOTA : PARA LA EVALUACION ESCRITA ENTRARA TAMBIEN EL TEMA DE LA EXPANSION DEL CRISTIANISMO.